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Asignaturas ideales para los alumnos con TEA

Por 4 abril, 2019

¿Cuáles son las asiganturas ideales para los alumnos con TEA?

Conocemos las asignaturas más indicadas para que los alumnos con TEA aprendan y obtengan un mayor aprovechamiento

Una de las modalidades educativas para alumnos con TEA consiste en la escolarización ordinaria con apoyos en un aula específica. La nomenclatura, los recursos y los ratios, varían por comunidades autónomas, pero básicamente se cumplen tres características:

  • El alumno está escolarizado en el grupo que le corresponde por edad en un centro ordinario.
  • El centro cuenta con un aula de apoyo para el alumnado, con un Maestro Especialista en Audición y Lenguaje o en Pedagogía Terapéutica y un técnico educativo (TIII-E) o Técnico Superior en Integración Social, así como material didáctico específico.
  • La jornada escolar de cada alumno se distribuye entre estos dos espacios educativos, incrementando el tiempo en el aula de referencia en función de la progresión de cada alumno.

Parece que el tiempo de permanencia en el aula ordinaria de referencia, depende del progreso de cada alumno, pero, ¿de qué depende el progreso de cada alumno?

El progreso del alumno, no sólo dependerá de sus capacidades o dificultades, sino también de cómo y qué le enseñamos, del aprovechamiento, tanto en el aula específica como en el aula de referencia, de la individualización y estructura de su aprendizaje, de los apoyos que reciba, de la formación y el compromiso de los profesionales y también de sus compañeros. Y, ¡ojo! Porque cuando hablamos de progreso no es sólo curricular, es muy importante enseñar y potenciar habilidades sociales.

Para los alumnos que no están toda la jornada escolar en el aula ordinaria, debemos decidir qué asignaturas cursar junto a sus compañeros y, cabe decir que hay distintas opciones y opiniones. Normalmente, la tendencia suele ser que estén presentes en las asignaturas más sencillas o con menos carga de lenguaje, como son: educación física, plástica o música. Sin embargo, en otras asignaturas, con ayudas y materiales adaptados, nuestros alumnos pueden aprender y además serán percibidos por el resto de los compañeros como más capaces.

¿Qué entorno beneficia más al alumno? ¿tiene dificultades de motricidad fina y/o gruesa? ¿las asignaturas de música, arte y plástica, o educación física, no son entornos menos estructurados? ¿y con mayores estímulos visuales y auditivos? ¿les gustan a todos? ¿por qué pensamos que son las mejores?

No es cuestión de asignaturas sino de una correcta intervención, pensada específicamente e individualizada en cada caso.

Premisa número uno: derecho a una educación de calidad, NO PODEMOS HACER QUE PIERDA EL TIEMPO. Esto significa que tenemos que tener los objetivos muy claros y estructurados, saber cómo los vamos a trabajar y tener la programación y los materiales adecuados preparados. Controlar los tiempos y anticiparnos a lo que van a hacer en clase.Requiere planificación, preparación y medida de la evolución.

Premisa número dos: predisposición por parte de todos, lo que incluye coordinación con los profesores y los alumnos del aula de referencia. Las tareas planteadas a nuestro alumno deben de estar relacionadas con las que estén realizando el resto de los compañeros para favorecer la inclusión y que los niños del aula tengan una visión de nuestro alumno favorable, viéndole capaz de realizar lo mismo que ellos (adaptado o parecido) y sobre todo siendo testigos de su evolución y aprendizaje. Claramente no podemos esperar que un alumno que no sabe aún sumar, realice divisiones porque es lo que están haciendo el resto de alumnos, pero debemos plantear adaptaciones dentro del área de matemáticas, para que al menos haya una relación entre sus actividades y las de sus compañeros.

Una vez que tenemos claras estas premisas iniciales, es importante identificar qué habilidades previas necesitamos instaurar en nuestro alumno para que se pueda beneficiar de la asistencia al aula ordinaria:

  • La imitación como pre-requisito y apoyo al aprendizaje. Muchas de las habilidades que aprenden los niños y los adultos, aparecen por imitación al observar a otros realizarlas. Por ello, para que nuestro alumno se beneficie de los otros, debe tener presente la habilidad de imitar y fomentar que se fije en los demás e imite sus conductas en el contexto natural.
  • Tener interés por los otros para que se fije en ellos y quiera estar cerca de sus compañeros. Tenemos que condicionar de forma positiva a los compañeros. Una primera forma, es conseguir que sean los demás niños los que refuercen sus conductas y faciliten a nuestro alumno lo que necesite en cada momento, de forma que si cuando tiene sed es otro niño el que le da el agua en lugar de un adulto, en el futuro acudirá al niño para que le dé el agua y poco a poco irá viendo a los niños como fuente de reforzamiento igual que un adulto. Para que esto se pueda llevar a cabo, será necesario explicar a los compañeros cómo deben comunicarse con nuestro alumno y reforzar también sus conductas, además de preparar las situaciones para que haya más posibilidades y oportunidades de aprendizaje.
  • Trabajar rutinas y normas de convivencia. Nuestro alumno debe ser capaz de estar en el aula ordinaria igual que sus compañeros: bien sentado, en silencio, con las manos quietas, etc. Si permitimos que nuestro alumno se levante cuando quiera, los demás lo percibirán como raro o, incluso, podrán considerar injusto que él pueda hacer lo que quiera dentro del aula. Por ello, estas conductas deben ser enseñadas, evitando explicaciones a los compañeros del tipo “es diferente”, “lo necesita”, etc.
  • Debe presentar también un seguimiento de instrucciones generalizado, lo que significa que sea capaz de responder a instrucciones de distintos adultos, niños, a distancia, en grupo, etc. Por lo que si nuestro alumno no presenta estas habilidades será importante que las trabaje al inicio, tanto en el aula específica como dentro del aula de referencia, para lo cual necesitaremos la ayuda del maestro del aula y de los niños, preparando las situaciones previamente.
  • Control de las conductas auto estimulatorias (estereotipias) y conductas disruptivas que impidan el correcto funcionamiento del aula. Esto no significa que si el alumno presenta estas conductas no deba acudir al aula de referencia, sino todo lo contrario, debe asistir para poder reducirlas aplicando los principios básicos de aprendizaje (reforzamiento y extinción principalmente), en el contexto en que se producen, para lo cual es importante conocer la función de estas conductas, identificar una estrategia de intervención y llevarla a cabo con personal suficiente para no perjudicar a ninguno de los compañeros.

Es muy importante que todo esto lo trabajemos siempre respetando los tiempos de nuestro alumno. Esto quiere decir que los objetivos planteados estarán siempre en función de las capacidades previas, e iremos reforzando aproximaciones sucesivas a la conducta final que queramos instaurar (lo que es conocido como moldeamiento). Es fundamental que el alumno tenga la mayor cantidad de éxitos posibles y la menor cantidad de situaciones que le lleven a frustración por no poder alcanzar el criterio fijado, teniendo siempre en cuenta que le tendremos que dar el mínimo nivel de ayuda para realizar la conducta de forma exitosa.

Para que esto sea posible y nuestro alumno mejore en sus habilidades y vaya superando los objetivos planteados, es necesario que se le presenten las situaciones adecuadas y que las oportunidades de aprendizaje sean las suficientes como para poder aprender.

El mantenimiento y generalización de los aprendizajes en fundamental y debe de darse en contextos naturales.

Como conclusión diremos que uno de los primeros pasos que debemos dar para enseñar a un alumno es confiar en él. Si nosotros pensamos que va a ser capaz, será mucho más probable que alcance éxitos.

 

José Alberto Monseco Gómez

Psicólogo, BCBA

Director Académico ABASCOOL